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En el siglo XIX, el Imperio austro-húngaro y el Imperio alemán planeaban la destrucción de su rival, el Imperio ruso. Para alcanzar tal objetivo, sus ministerios de Exteriores emprendieron en común una operación secreta: la creación de la Liga de los Pueblos Alógenos de Rusia (Liga der Fremdvölker Rußlands o LFR)
En 1943, el III Reich creó el Bloque de Naciones Antibolcheviques (ABN) para desarticular la Unión Soviética. Al final de la Segunda Guerra Mundial, Reino Unido y Estados Unidos “reciclaron” nazis y colaboradores del III Reich y con ellos mantuvieron el ABN . Pero, debido a los millones de muertos que el ABN tenía en su haber, el número 2 de la CIA, Frank Wisner, decidió reescribir su historial haciendo imprimir numerosos libros donde se aseguraba que el ABN había surgido en el momento de la liberación. Wisner afirmó que los pueblos de Europa central y del Báltico habían luchado todos, colectiva y simultáneamente, contra los nazis y contra los soviéticos, lo cual es una enorme mentira. En realidad, numerosos partidos políticos de Europa central se pusieron del lado de los nazis y en contra de los soviéticos, formando divisiones SS y proporcionando la casi totalidad de los guardias de los campos de exterminio creados por los nazis.
John Loftus, el fiscal especial del Office of Special Investigations –unidad especial del Departamento de Justicia de Estados Unidos– testimonió que él mismo había encontrado en New Jersey, en 1980, una pequeña ciudad llamada South River, donde existía una colonia de antiguos SS bielorrusos. A la entrada de South River había incluso un monumento, adornado con símbolos de las SS, en homenaje a sus compañeros de armas caídos en combate. Y en el cementerio local, estaba la tumba del primer ministro nazi bielorruso Radoslav Ostrovski .
La creencia generalizada es que Estados Unidos combatió a los nazis y que los juzgó, en Nuremberg y en Tokio. Pero eso es falso. El presidente Roosevelt era un ferviente liberal, pero se empeñó en reclutar nazis y en ponerlos al servicio de su gobierno. Como Roosevelt murió antes del final de la guerra, los criminales con los que él mismo se había rodeado lograron hacerse de las más altas funciones y utilizaron ciertas administraciones para perseguir sus propios objetivos. Así sucedió con la CIA.
Más tarde, cuando se creó en el Congreso estadounidense la Comisión Church, que reveló los crímenes que la CIA había cometido durante los años 1950-1960, el trabajo de esa comisión no sirvió de mucho. Todo aquel mundo opaco volvió a la clandestinidad… pero prosiguió sus actividades.
Los “nacionalistas integristas” ucranianos de Dimitro Dontsov y sus principales agentes ejecutores, Stepan Bandera y Yaroslav Stetsko, siguieron ese camino. La CIA tomó bajo su ala protectora a Dimitro Dontsov, quien ya había sido agente secreto del káiser Guillermo II y del fuhrer Adolf Hitler. Así que, después de haber sido uno de los peores autores de crímenes de masas del III Reich, el ucraniano Dontsov vivió tranquilamente en Canadá y murió en New Jersey, en 1973, precisamente en South River, aunque no es eso lo que dicen en Wikipedia. Durante la Segunda Guerra Mundial, Dimitro Dontsov abandonó Ucrania y se convirtió en administrador del Instituto Reinhard Heydrich, en Praga. El ucraniano Dontsov estuvo entre los individuos que concibieron la Solución Final para los judíos y los gitanos.
Stepan Bandera y Yaroslav Stetsko, los ejecutores de las ideas de Dimitro Dontsov, fueron reclutados por la CIA en Múnich. Allí garantizaron las transmisiones de Radio Free Europe en ucraniano y organizaron, también desde Múnich, operaciones de sabotaje dentro de la Unión Soviética.
Stepan Bandera había perpetrado numerosas masacres y proclamado la independencia de Ucrania, junto a los nazis. En plena guerra, Bandera desapareció de Ucrania y posteriormente dijo que había sido internado en un campo de exterminio, pero eso parece poco probable ya que reapareció en 1944 y el III Reich le confió la tarea de gobernar Ucrania y de luchar contra los soviéticos. Es muy posible que Bandera haya vivido en realidad en la sede de la administración de los campos de concentración y trabajado en el proyecto nazi de exterminio de las “razas” que, según los nazis, “corrompían” la sangre aria. Durante la guerra fría, Stepan Bandera se paseó por todo el “mundo libre” y viajó a Canadá para proponer a Dimitro Dontsov convertirse en jefe de su organización.
Los años han pasado y aquellos autores de crímenes masivos murieron sin llegar a tener que responder por sus actos. Las organizaciones que ellos crearon –ABN y la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN)– tendrían que haber dejado de existir. Pero no fue así. La OUN volvió a salir a la luz con la guerra en Ucrania, al igual que el ABN, que ahora tiene un sitio web, donde cualquiera puede leer los folletos de propaganda de postguerra que afirman descaradamente que esa organización no existía antes de la derrota del Reich.
El ABN se prolonga ahora en el Free Nations PostRussia Forum (Foro de Naciones Libres de la PostRusia), que se celebrará los días 26,27 y 28 de septiembre en Londres, en París y posiblemente en Estrasburgo.
El objetivo sigue siendo el mismo: desintegrar la Federación Rusa dividiéndola en 41 Estados separados entre sí. Ese “foro”, que pretende hablar en nombre de los pueblos de la Federación Rusa, no se limita a arremeter contra Moscú, también lo hace contra China, Corea del Norte e Irán. En sus documentos también se mencionan como dictaduras a Venezuela, Bielorrusia y Siria. Pero el ABN participó activamente en la creación y en las actividades de la organización en cuyo seno se reunían la mayoría de los dictadores del planeta, la Liga Anticomunista Mundial [6], hoy elegantemente rebautizada como Liga Mundial por la Libertad y la Democracia.
El mencionado Foro de Naciones Libres de la PostRusia fue creado por la CIA luego de la intervención militar rusa en Ucrania y ya se ha reunido 7 veces en año y medio, en Polonia, Chequia, Estados Unidos y Suecia así como en las sedes del Parlamento Europeo y del parlamento de Japón. La CIA ha creado a la vez “gobiernos” en el exilio para Bielorrusia y Tatarstán… como hizo antes para Irak y Siria. Ningún Estado ha reconocido tales “gobiernos”, pero la Unión Europea los ha recibido con bombo y platillo.
El dispositivo actual no está concebido para alcanzar el objetivo que proclama. Estados Unidos no tiene en realidad la menor intención de desmembrar la Federación Rusa –no hay que olvidar que se trata de una potencia nuclear. La mayoría de los dirigentes estadounidenses están conscientes de que la desintegración de Rusia desestabilizaría por completo las relaciones internacionales y podría desembocar en una guerra nuclear. Lo que realmente quiere Washington es movilizar, al servicio de Estados Unidos, a quienes esperan lograr la improbable desintegración de Rusia.
Algunas personalidades políticas se prestan a participar en ese juego. Una de ellas es la ex ministro de Exteriores de Polonia, Anna Fotyga. Fue esta señora quien presentó al Parlamento Europeo, en 2016, una resolución sobre las “comunicaciones estratégicas” de la Unión Europea, proponiendo un sistema, que resultó ineficaz, destinado a influir sobre el conjunto de los grandes medios de comunicación de la Unión Europea.
Otro participante es el diputado centrista francés Frederick Petit. Ya en 2014 los principales personajes de su partido viajaban a Kiev para hacerse fotografiar en la plaza Maidan junto a los nacionalistas integristas ucranianos. Y ni siquiera hablaré aquí del ex diputado ruso Ilya Ponomarev.
También se han implicado en ese juego “tanques pensantes” como la Jamestown Foundation, creada con ayuda del director de la CIA William J. Casey, y alrededor de un importante tránsfuga soviético. La Jamestown Foundation fue prohibida en Rusia en 2020, o sea antes de la guerra en Ucrania. Otro think-tank implicado es el Hudson Institute, financiado por Taiwán a través de la “Liga Mundial por la Libertad y la Democracia”… la antigua Liga Anticomunista Mundial, lo cual le permitió a la isla ser sede de una sesión del “Foro de Naciones Libres de la PostRusia”.
Quem controla agora a inflação nos EUA: uma Fed encurralada ou o novo rei das matérias-primas?
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Um momento tranquilo de 'divisor de águas' passou. Não foi nada 'chamativo'; muitos talvez mal tenham notado; mas realmente foi significativo. O G20 não caiu no esperado confronto sórdido, com os estados do G7 (que Jake Sullivan chamou de “ ) a exigir a condenação explícita da Rússia em relação à Ucrânia, versus o resto – como aconteceu no ano passado em Bali. Não, o G7 inesperadamente “rendeu-se” a um ascendente “Não-Ocidente” global – um país que insistiu de forma coesa na sua posição colectiva.
A agitação da insurreição tinha sido evidente desde a cimeira dos BRICS em Agosto – a situação estava escrita na parede. O Não-Ocidente não seria encurralado ou coagido a apoiar a “linha” do G7 sobre a Rússia. A guerra na Ucrânia mal foi mencionada na declaração final – acordada; a exportação de cereais (tanto russos como ucranianos) foi tratada com imparcialidade. Foi uma obra-prima da diplomacia da Índia.
O G7 decidiu evidentemente que o “jogo de marcar pontos” da Ucrânia não valia a pena. Os primeiros priorizaram a obtenção de consenso, em vez de derrubar o G20 (talvez “finalmente”, com uma declaração de impasse).
Mas, por uma questão de clareza, não foi a subestimação da Ucrânia que marca o “divisor de águas”. A mudança na Ucrânia – agora consolidada no âmbito de uma mudança política mais ampla nos EUA para a Ucrânia – foi muito importante, mas não primordial .
O “primordial” foi que o colectivo Não-Ocidente foi capaz de se unir em torno da sua exigência urgente de uma reforma radical do sistema global. Querem mudanças na arquitectura económica global; contestam as estruturas (ou seja, os sistemas de votação que estão por detrás dessas estruturas institucionais, como a OMC, o Banco Mundial e o FMI) – e acima de tudo, opõem-se à hegemonia armada do dólar.
A demanda – para ser mais claro – é por um assento na Top Table. Período.
Nada disto é novo, está a germinar desde a famosa Declaração de Bandung (1955), cuja resolução lançou as bases para o movimento não-alinhado. Nessa altura, esses estados não tinham influência para concretizar os seus objectivos. Hoje é diferente: Liderados pela China, Rússia, Índia e Brasil, os BRICS têm o peso económico e a “posição na linha da frente contra o Ocidente” para contestar a “Ordem das Regras” e para insistir que, se existirem “Regras”, eles devem ser consensuais.
Esta é uma agenda verdadeiramente radical. Mais uma vez, o “divisor de águas” é que o Não-Ocidente, mesmo sem a presença dos Presidentes Xi ou Putin, mostrou que tem o “peso” para levar o G7 a uma “queda”.
Bom em teoria – mas agora vem o “concreto”: é evidente que a Índia aspira a um assento permanente no Conselho de Segurança da ONU. Muitos argumentariam que a Índia está bem qualificada. Pode ser que seja assim – a estrutura do Conselho de Segurança tende hoje a parecer uma relíquia fossilizada da era pós-2ª Guerra Mundial.
No entanto, quem se ofereceria para ceder o seu lugar a uma Índia digna? O Brasil (surpresa, surpresa) acha que a América do Sul também deveria ter uma palavra permanente no Conselho. Em suma, a reforma do Conselho tem sido uma questão que, pelo menos até agora, se revelou “intocável”. Porém, os tempos “estão mudando”. Esta é uma questão na qual o Sul Global tem a sua força e continuará a abordá-la, independentemente, ao estilo terrier.
Depois há a questão das “Duas Esferas”. Tanto as declarações dos BRICS como do G20 insistem que o seu objectivo não é suplantar a “Ordem” existente, mas habitá - la em termos equitativos, após uma grande reconstrução e reorientação.
A Índia, em particular, está relutante em queimar todas as pontes com o Ocidente e inclina-se para a noção de uma reforma gradual da estrutura económica global, conduzindo ao estabelecimento de uma esfera comercial única (a Índia tem muitos interesses no Ocidente). Outros países do BRICS também partilham esta opinião. Eles recusam ser forçados a escolher entre duas esferas incompatíveis. (A China tinha esta opinião, mas agora vê que são os EUA, apesar das suas negações, que pretendem queimar pontes com a China!)
Mas não será um pouco ingénuo esperar que o Ocidente renuncie ao seu colonialismo furtivo?
A primazia ocidental depende dos pilares da ameaça de guerra financeira e de sanções; o monopólio de patentes tecnológicas, padrões regulatórios e protocolos, e na detenção e manutenção de uma “vantagem tecnológica” global. Será que o Primeiro-Ministro Modi pensa verdadeiramente que o Ocidente pode ser induzido a simplesmente renunciar a estes activos porque o Sul Global o solicita?
Parece “um exagero” (embora sem dúvida Xi e Putin tenham explicado alguns destes “factos da vida” financeiros a Modi).
Bem, estes “factos da vida”, que alguns membros dos BRICS ainda não estão prontos para internalizar, são precisamente a razão pela qual tanto a Rússia como a China estão a preparar uma Esfera Económica alternativa, totalmente separada do dólar e do sistema bancário e financeiro ligado ao dólar. . É um plano 'B', que pode facilmente se tornar o plano 'A'.
Este debate (uma ou duas esferas comerciais únicas) possivelmente tornar-se-á a questão chave que os BRICS e o Ocidente enfrentam. Cabe à reacção ocidental: será possível obrigar os EUA a fazer reformas tão radicais nas actuais instituições e estruturas alinhadas com os EUA, de modo que uma esfera económica não-ocidental completamente separada se torne desnecessária?
Estas questões poderão surgir mais cedo do que alguns esperam – talvez até na Assembleia Geral da ONU, na próxima semana.
Dito com franqueza, a dura realidade é que se os EUA cedessem ao seu controlo sobre a arquitectura financeira global, o nível de vida dos americanos poderia cair significativamente à medida que a procura de dólares diminuísse (com o aumento do comércio global de moedas próprias). A procura do dólar, é claro, não desaparecerá totalmente.
O momento desta exigência colectiva de uma nova arquitectura financeira – um novo Acordo de “Bretton Woods” – não poderia ter chegado num momento mais delicado para o Ocidente. Por acaso para a Rússia e a China…?
Embora muitos no Ocidente pensem que tudo “está bem” – que o Fed dos EUA provavelmente controlará a inflação e em breve reduzirá as taxas de juro. No entanto, os preços do petróleo subiram 37% e continuam a subir. Este tem sido o caso desde que o preço atingiu o mínimo há alguns meses. “As pessoas esquecem-se que os preços do petróleo caíram quase 50% desde o seu pico e que essa queda terminou em Maio deste ano. E esse grande declínio nos preços do petróleo foi o principal factor que fez baixar a inflação global de 9% para 3%”. A energia é um importante insumo de custos que precisa ser repassado aos consumidores. E o mesmo acontece com os juros da dívida, que aumentam à medida que a subida das taxas de juro atravessa todo o espectro económico.
Toda a gente está à espera que a Fed reduza as taxas, porque a única forma de o governo dos EUA, os consumidores americanos e as empresas gerirem a sua dívida actual (com a qual se abasteceram – a taxas zero) é se as taxas de juro caírem. As pessoas podem compreender isto, mas apenas assumem que isso não será um problema porque, claro, a Fed “vai cortar as taxas”.
É muito improvável, no entanto, que as autoridades ocidentais consigam baixar novamente as taxas para zero. A venda de mais petróleo da Reserva Estratégica dos EUA simplesmente não vai acontecer : neste momento, a economia dos EUA só pode funcionar durante 20 dias com as suas actuais reservas de petróleo.
E a Fed não será capaz de lançar outra ronda de impressão de dinheiro, caso a economia entre em recessão. A Fed pode tentar resgatar a economia desta forma, embora quando o problema é a inflação, não seja possível resolver um problema de inflação criando mais inflação. A inflação (e as taxas de juro), após um curto intervalo, voltariam a subir.
A questão é que muitos dos estratos dominantes ainda não “compreendem”: a experiência de décadas de inflação próxima de zero que o Ocidente tem vivido ficou impressa na mentalidade colectiva – mas esse mundo de ganhar dinheiro sem esforço era um aberração, não uma norma. Dito de forma simples, o Ocidente está agora de alguma forma preso em diversas formas financeiras, tais como a exaustão fiscal (ou seja, o défice dos EUA atingiu 8,5% do PIB).
Embora seja verdade que muitos no Ocidente não compreendem que a era da inflação zero foi uma aberração, causada por factores que já não se aplicam – com certeza, a aberração é bem compreendida em Pequim e Moscovo .
Liam Halligan observa da mesma forma que os preços do petróleo subiram quase um terço nos últimos três meses: “É um aumento extremamente significativo que poderá agravar seriamente a crise do custo de vida. No entanto, o aumento parece ter sido mal notado por grande parte da nossa classe política e mediática”.
Os mercados de petróleo começaram a apertar no início deste Verão, depois do cartel de exportadores da OPEP ter concordado em reter o fornecimento de petróleo numa tentativa de aumentar os preços, e Halligan observa sarcasticamente: “Qualquer pessoa que subestime o poder da OPEP não sabe nada sobre os mercados energéticos mundiais e muito menos sobre geopolítica . ”. (Enfase adicionada.)
Será uma coincidência que uma guerra financeira silenciosa, desencadeada pela desdolarização e pelos custos energéticos mais elevados, possa finalmente dar aos BRICS a alavanca para coagir uma mudança de política no Ocidente? E se a relutância ocidental em se reestruturar persistir, poderá a liderança dos BRICS aumentar ainda mais? Afinal de contas, os BRICS recentemente expandidos são agora uma potência em matérias-primas.
Então, quem controla agora a inflação nos EUA: uma Fed encurralada ou o novo rei das matérias-primas?
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