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Artigos Meus

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Mai24

La Historia contradice la narración sobre el 7 de octubre

José Pacheco

La Historia contradice la narración sobre el 7 de octubre

Hoy presentamos el texto de una conferencia impartida el 4 de mayo en la ciudad francesa de Boulogne-sur-mer. Thierry Meyssan explica que el conflicto actual en Palestina no es imputable a las poblaciones árabes ni a los judíos, sino que fue organizado, desde 1915, por la potencia colonial británica para garantizar que el Estado o los Estados que surgiesen en Palestina nunca llegaran estar en condiciones de poder garantizar su seguridad por sí mismos. Sin tener conciencia de ello, durante la operación del 7 de octubre y la actual guerra de Israel contra la población de Gaza, palestinos e israelíes se ven arrastrados por aquella política. Y si los anglosajones “no logran” detener la limpieza étnica contra la población de Gaza es porque ven las masacres como simples variables de ajuste.

 
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Aunque las masacres en Sudán y en el Congo están siendo mucho más mortíferas que en Palestina, hoy vengo a hablar a ustedes de estas últimas. En efecto, es la primera vez que vemos una limpieza étnica, en vivo, en nuestros teléfonos celulares. Quisiera mencionar diversas informaciones que ya he abordado en diferentes artículos, pero que, evidentemente, ciertos medios no quieren integrar a sus análisis.

Quisiera decir que no existe la fatalidad comunitaria. Este conflicto no ha sido provocado por las poblaciones de Palestina –sean judías, cristianas o musulmanas– sino por potencias externas que desde hace un siglo han actuado para que [esas poblaciones] nunca conozcan la paz.

Tras las pantallas bordades que lo ocultan a la mirada de los invitados, el príncipe de Gales –protector de la Hermandad Musulmana– recibe la visita de Dios y se convierte en el rey Carlos III.

LOS BRITÁNICOS CREARON EL ESTADO DE ISRAEL

En aras de facilitar la comprensión, hablaré en primer lugar del Reino Unido.

Ustedes vieron la coronación del rey Carlos III. Seguramente recuerdan que, en medio de la ceremonia, se despojó de sus ricas vestiduras y le pusieron una bata de lino. Sus pajes lo ocultaron instalando a su alrededor tres pantallas bordadas para que los asistentes a la ceremonia no quedaran deslumbrados. Cuando quitaron las pantallas, ya se había convertido en rey. Le entregaron entonces los símbolos de su poder: el cetro y el orbe. ¿Qué sucedió durante los instantes que estuvo fuera de la vista del público? El príncipe de Gales vio a Dios, como Moisés ante la zarza ardiente [1].

Ustedes probablemente piensan que esta explicación es absurda y están preguntándose cómo pueden sus súbditos creerse ese cuento de hadas. En realidad, desde el rey Jacobo VI, en el siglo XVI, los soberanos británicos se declaran reyes de Israel [2]. Fue en contra de su concepción del derecho divino que Oliver Cromwell derrocó al hijo de Jacobo VI, Carlos, y proclamó la Commonwealth [la Mancomunidad Británica]. Sin embargo, el Lord Protector también era un iluminado que afirmaba que había que reunir a todos los judíos en Palestina y reconstruir allí el Templo de Salomón [3]. En definitiva, las dinastías [británicas] posteriores retomaron todas ese mito, adoptaron diversos ritos e impusieron algunos a sus súbditos, como la circuncisión judía, que se practicaba [por defecto] en las salas de maternidad del Reino Unido para todos los niños varones. en el momento de su nacimiento, durante el siglo XIX.

Dos años antes de la Declaración Balfour (1917), que anunció la creación de un hogar nacional judío en Palestina, un diplomático judío y futuro ministro de Exteriores, Lord Herbert Samuel, había redactado un memorándum sobre El Futuro de Palestina (1915). El memorándum aconsejaba la creación de un Estado judío que permitiría poner toda la diáspora al servicio del Imperio. Un poco despues, [Lord Herbert Samuel] precisó que el nuevo Estado nunca debería poder garantizar su seguridad por sí solo, para que fuese eternamente dependiente de la Corona de Inglaterra. Eso es exactamente lo que estamos viendo hoy en día. Esa es la maldición que persigue a la población de Palestina.

Después de la declaración de Lord Arthur Balfour vinieron los 14 puntos del presidente estadounidense Woodrow Wilson. [En esos 14 puntos, Woodrow Wilson] describe los objetivos que su pais había alcanzado durante la Primera Guerra Mundial. El punto 12 está redactado de una manera extraña, pero en la Conferencia de París, que redactó el Tratado de Versalles, [Woodrow Wilson] precisó por escrito cómo había que comprender [aquel punto 12]: la creación del Estado de Israel en Palestina (y del Kurdistán en Turquía). La Guerra Mundial había provocado un cambio en la correlación de fuerzas, de manera que, desde aquel momento, Washington trabajaba junto a Londres en la defensa de intereses comunes.

Durante el periodo que separó las dos Guerras Mundiales, la inmigración judía hacia la Palestina bajo mandato británico transcurrió bien. Los árabes propietarios de tierras vendieron sin problemas parte de sus tierras a los judíos. Pero, a partir de 1920, terroristas árabes asesinaron judíos. Uno de aquellos asesinos, Mohamed Amin al-Husseini fue condenado por los británicos a 10 años de cárcel, pero nunca hicieron aplicar la sentencia. Todo lo contrario, Lord Herbert Samuel –el mismo que había escrito que nunca debía existir seguridad en Palestina– lo indultó y lo nombró Gran Muftí de Jerusalén, supuestamente para mantener un equilibrio entre las dos grandes familias locales.

Apareció un salafista –o sea, un musulmán deseoso de vivir como vivían los compañeros del Profeta en el siglo XVII–, Izz al-Din al-Qassam, quien ya había organizado una revuelta contra los franceses en Siria, se convirtió en imam en Haifa y decidió declarar la yihad, pero no contra el ocupante británico sino contra los inmigrantes judíos. Hubo entonces atentados y pogromos contra los judíos. Para mantener la paz civil, los británicos mataron a al-Qassam, cuyo nombre llevan hoy las Brigadas al-Qassam del Hamas.

La muerte de al-Qassam no resolvió absolutamente nada. Los británicos, fieles a su técnica colonial de “dividir para reinar”, siempre desarrollaron con una mano lo que combatían con la otra. En 1936, Lord William Peel, al frente de una comisión oficial, aseguró que sólo se podría restablecer la paz separando las poblaciones árabe y judía en dos Estados diferentes. Eso es lo que hoy se designa como la “solución de los dos Estados”.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el Gran Muftí de Jerusalén se convirtió en aliado del canciller Adolf Hitler, levantó a los musulmanes de los Balcanes para enrolarlos en las SS y apoyó la “solución final de la cuestión judía”. Por su parte, los fascistas judíos –los “sionistas revisionistas”– del ucraniano Vladimir [Zeev] Jabotinsky, lucharon, junto a las potencias del Eje, contra los británicos. Mientras tanto, los sionistas lucharon junto a los Aliados, aunque se oponían a los límites que los británicos imponían teóricamente a la inmigración judía, límites que eran sólo teóricos.

El primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu, junto a su padre, el historiador fascista Benzion Netanyahu.
Fuente: Oficina del Primer Ministro

En mayo de 1942, los sionistas se reunieron en el hotel Baltimore, en Nueva York, bajo la presidencia de David Ben Gurion. Allí fijaron los principios del futuro Estado de Israel. Hasta ahora nos habían asegurado que Ben Gurion era un hombre de buena voluntad. Pero en el periodo entre las dos Guerras Mundiales Ben Gurion había sido compañero de Jabotinsky y se había pronunciado por la limpieza étnica en Palestina. Un libro publicado en hebreo en Israel, hace dos semanas, por una gran casa editorial, asegura que [Ben Gurion] era mantenido al corriente de las negociaciones del húngaro Rezso Kasztner con [los nazis] Heinrich Himmler y Adolf Eichmann, [negociaciones] que duraron hasta la caída del Reich. Kasztner decía que compraba la huida de un millón de judíos húngaros. En realidad, sólo salvó a su familia y a sus amigos. Lo peor es que obtuvo 8,5 millones de francos suizos –una suma colosal en aquella época– haciendo creer a familias judías ricas de Hungría en la posibilidad de una fuga [4]. Si los documentos citados en ese libro son ciertos, quedaría demostrado que David Ben Gurion también era un estafador que engañó a su pueblo.

Las Naciones Unidas propusieron:
 no dividir Palestina –o sea, ignoraron la “solución de los dos Estados” que proponía Lord Peel;
 instaurar [en Palestina] un régimen republicano, democrático y representativo;
 garantizar las culturas de las diferentes minorías;
 garantizar la libertad religiosa de judíos, cristianos y musulmanes.

Conferencias y negociaciones se sucedieron vanamente. El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas –que sólo contaba entonces 56 Estados miembros– aprobó el plan de partición elaborado por una comisión especial [5]. Ese plan fue inmediatamente rechazado por todos los países árabes.

El 14 de mayo de 1948 –o sea, 2 meses y medio antes del fin del mandato británico [en Palestina], David Ben Gurion ignora las discusiones y proclama unilateralmente la independencia del Estado de Israel. Al día siguiente de aquel acto de fuerza, mientras los 100 000 soldados británicos comenzaban a retirarse, Egipto, Jordania, Irak, Siria, Líbano, Arabia Saudita y Yemen del Norte envían sus tropas para defender a los árabes de Palestina. La cofradía egipcia que se hace llamar la Hermandad Musulmana también envía un grupo de combatientes, bajo el mando de Said Ramadan –yerno del fundador [de la Hermandad Musulmana] Hasan al-Banna y padre de Tariq Ramadan. En aquella época, aquellos países no disponían de ejércitos dignos de ese nombre y fueron rápidamente derrotados. Así nace el mito de la invencibilidad de Tsahal [las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI)].

Pero, como señala mi amigo libanés Hassan Hamade, esa narración es falsa. En realidad, los jefes de Estado árabes ya estaban en contubernio con Israel y los judíos no eran más valientes que los árabes. Por ejemplo, el emir Majid Arslan, ministro de Defensa libanés, encabezó sus tropas, sin encontrar mucha resistencia, hasta Belén y liberó la ciudad. El presidente libanés, Bechara el-Khoury, le ordenó inmediatamente abandonar el campo de batalla. Cuando el ministro se negó a cumplir aquella orden, el presidente lo destituyó, pero Arslan continuó la guerra como simple oficial. En definitiva, sus tropas [libanesas] no fueron vencidas por los judíos sino por el ejército “jordano”, dirigido por un general británico, John Bagot Glubb, más conocido como “Glubb Pacha”, y por un centenar de oficiales también británicos. En realidad, Jordania no tenía allí ningún soldado sino que desde el primer día de la guerra la Legión Árabe, que se componía de británicos durante la Segunda Guerra Mundial, había cambiado su nombre por “ejército jordano”, conservando sus oficiales británicos. Fueron los ingleses y los jordanos quienes salvaron a Israel desde el momento de su creación, como acaban de hacerlo nuevamente cuando Irán atacó [Israel] el mes pasado. Aquella guerra no era un intento de aplastar Israel sino la primera manifestación del sionismo árabe.

Las Naciones Unidas, inquietas ante aquellos acontecimientos, mandaron un enviado especial, el sueco Folke Bernadotte, para recuperar el control de la situación después de la acción de fuerza israelí y la guerra israelo-árabe. Desde que llegó, [Folke Bernadotte] entendió que la Comisión Especial que había elaborado el plan de partición ignoraba las realidades demográficas: los israelíes reclaman un territorio exageradamente extenso en relación con la cantidad de israelíes y gozan del apoyo de gobiernos árabes sionistas que inicialmente habían fingido apostar por la diplomacia y después por la guerra.

El 17 de septiembre de 1948, los “sionistas revisionistas” –o sea, los fascistas judíos– asesinan a[l enviado de la ONU] Folke Bernadotte y al jefe de los observadores de la ONU, el coronel francés André Serot. Mi abuelo por parte de madre, Pierre Gaisset, se hallaba en otro automóvil, no fue herido y asumió las funciones del coronel Serot. El asesino, Yehoshua Cohen, no fue perseguido y 2 años después se convirtió en guardaespaldas personal del primer ministro David Ben Gurion. El jefe de los “sionistas revisionistas”, Yitzhak Shamir, fue nombrado inmediatamente a la cabeza de un departamento del Mosad. Así realizó acciones secretas, por cuenta del Reino Unido y de Estados Unidos, durante toda la guerra fría, desde Guatemala hasta el Congo, y finalmente se convirtió en primer ministro de Israel (1983-1984 y 1986-1992).

El 29 de noviembre de 1948, el gobierno de Ben Gurion, que finge estar buscando a los asesinos de Folke Bernadotte y de André Serot, presenta un pedido de admisión en las Naciones Unidas, acompañando el pedido de una carta donde declara que «el Estado de Israel acepta por la presente, sin reserva alguna, las obligaciones que impone la Carta de las Naciones Unidas y se compromete a observarlas desde el día en que se convierta en Miembro de las Naciones Unidas». Convencida, el 11 de mayo de 1949, la Asamblea General de las Naciones Unidas acepta [6]. Actualmente, varios Estados están pidiendo que, ante el no respeto sistemático del compromiso que Israel había contraído, su adhesión sea “suspendida”.

LA OPERACIÓN “DILUVIO DE AL-AQSA”

Regresemos a la actualidad. El 7 de octubre de 2023, la resistencia palestina, por iniciativa del Hamas, lanzó una amplia operación contra una base militar israelí e igualmente contra civiles. A la luz del derecho internacional, los árabes de Palestina son una «población bajo ocupación», según las Convenciones de Ginebra tienen, por consiguiente, derecho a atacar Israel. Pero pueden atacar sólo objetivos militares, no kibutz, ni raves. El objetivo de la operación era tomar prisioneros militares y, eventualmente, rehenes civiles para negociar la liberación de los rehenes palestinos retenidos en Israel, o sea los “prisioneros administrativos”. Se desconoce el número de prisioneros y de rehenes aprehendidos [durante la operación palestina] y la proporción de civiles y militares. Según el Hamas, más de 30 oficiales [israelíes] están retenidos.

Esta operación, “Diluvio de al-Aqsa”, se preparó durante los 3 últimos años, a la vista de todos [7]. Se construyeron cientos de kilómetros de túneles con el uso de equipamiento especializado que sólo pudo entrar en Gaza con aprobación de las aduanas israelíes. Al menos 1 millón de metros cúbicos de tierra y grava tuvieron que ser desplazados a la vista de los servicios de seguridad israelíes. Varios campos de entrenamiento fueron construidos y se hicieron entrenamientos en el uso de deltaplanos [o ala delta]. Los servicios de inteligencia de Israel no fueron los únicos que observaron todo eso. También lo observaron los de otras potencias, como Egipto y Estados Unidos. Numerosos informes fueron enviados al primer ministro Benyamin Netanyahu, quien, sin embargo, no reaccionó. Peor aún, en agosto de 2023 [Netanyahu] destituyó a su ministro de Defensa, el general Yoav Gallant, porque este último se quejaba ante el consejo de ministros de su ausencia de reacción. Sin embargo, teniendo en cuenta la reacción del público, [Netanyahu] prefirió reintegrar [al ministro] para no tener que explicar por qué lo había destituido.

Israel acusó de ser miembro del Hamas al periodista que publicó fotos del 7 octubre mucho antes de la intervención de las fuerzas de seguridad israelíes.

El Hamas despertó a las diferentes facciones palestinas –la Yihad Islámica, el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y la Iniciativa Nacional–, a las 4 y media de la mañana para que participaran en una operación que comenzaría a las 06:30 horas –o sea, antes de que saliera el sol. La operación comenzó con la destrucción de todos los autómatas de vigilancia del Muro de Separación. Por consiguiente, la alarma se dio desde las 06:30 horas. A las 08:00 horas, las agencias de prensa del mundo entero comenzaban a divulgar imágenes del ataque [8]. Pero las fuerzas de seguridad israelíes no intervinieron antes de las 09:45 horas.

Desde el inicio de su intervención, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) aplicaron la “directiva Hannibal”, una instrucción que les ordena matar a sus propios militares antes que verlos convertidos en prisioneros del adversario. Las cifras de víctimas israelíes divulgadas por el gobierno israelí no distinguen entre las víctimas imputables a los atacantes y las víctimas imputables a los defensores. Idénticamente, el gobierno israelí denunció exacciones que los atacantes en principio ni siquiera tuvieron tiempo de perpetrar en el marco de un ataque por sorpresa. Pramila Patten, de Islas Mauricio, relatora especial de las Naciones Unidas sobre las violencias sexuales, audicionó a las víctimas y los testigos de la operación Diluvio de al-Aqsa y concluyó que pudieron haber sido cometidas algunas exacciones sexuales pero que las acusaciones más graves –como la castración de soldados– no eran creíbles [9]. Los informes sobre decapitaciones de bebés fueron retirados después de una investigación de Al-Jazeera.

La oposición israelí se niega por ahora a abordar la cuestión del posible papel del primer ministro en la organización de esa operación. Pero esa cuestión debe ser planteada: Benyamin Netanyahu es hijo del fascista Benzion Netanyahu, quien fue secretario particular de Vladimir [Zeev] Jabotinsky, el aliado [judío] de Benito Mussolini –fallecido al principio de la Segunda Guerra Mundial–, y siempre ha expresado su admiración hacia esos dos personajes.

Benyamin Netanyahu siempre apoyó al Hamas, considerándolo un aliado táctico que permitía combatir al movimiento al-Fatah de Yaser Arafat. Sin embargo, hasta 2017, el Hamas se presentaba como la «rama palestina de la Hermandad Musulmana». Esta última fue restructurada en 1949 por los servicios secretos británicos siguiendo el modelo de la Gran Logia Unida de Inglaterra [10].

En 1950, la Hermandad Musulmana fue integrada al dispositivo anglosajón de la guerra fría. Fue en ese momento cuando Sayyed Qutob, el teórico de la yihad, se convirtió en la vedette de la Hermandad Musulmana. Por supuesto, en 2017 los habitantes de Gaza deseosos de defender su país se convirtieron en seguidores, pero exigieron que el Hamas rompiera con la Hermandad Musulmana y con los británicos.

En definitiva, las dos corrientes han coexistido dentro del Hamas [11]. El 19 de octubre de 2022, el presidente sirio, Bachar al-Assad, recibió a Khalil Hayya, líder de la corriente revolucionaria del Hamas. En cambio, Assad se negó a recibir a Ismail Haniyeh y a Khaled Mechaal, líderes de la corriente del Hamas que se mantiene vinculada a la Hermandad Musulmana [12]. O sea, desde el punto de vista árabe no hay un solo Hamas sino dos. En efecto, durante toda la guerra contra Siria el Hamas luchó del lado de Al-Nusra (la rama siria de al-Qaeda), del ejército de Israel y de las fuerzas especiales de la OTAN, contra la República Árabe Siria. El 9 de diciembre de 2012, elementos del Hamas iniciaron en Yarmouk –en las afueras de Damasco– una operación de eliminación física contra líderes del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), entre los que se hallaba uno de mis amigos [13].

No sólo es una falsedad atribuir el ataque del 7 de octubre únicamente al Hamas, sino que es igualmente falso ignorar que hay dos Hamas. Esas mentiras permiten presentar la operación “Diluvio de al-Aqsa” como un gran pogromo antisemita, según palabras del presidente [francés] Emmanuel Macron, cuando en realidad se trata de un acto de resistencia, como lo ha subrayado Francesca Albanese, la relatora de la ONU para los derechos humanos en el territorio palestino ocupado.

LA MASACRE CONTRA LA POBLACIÓN DE GAZA, CON LA COMPLICIDAD DE LOS ANGLOSAJONES

Estamos siendo testigos de una masacre que ya ha costado la vida a 35 000 personas, testigos de la desaparición de 13 000 otras bajo los escombros [que dejan los bombardeos israelíes], de las heridas físicas infligidas a otras 120 000 personas. Toda persona dotada de sentimientos humanos sólo puede sentir horror ante esos actos. Esto no tiene nada que ver con la identidad de las víctimas, es sólo una cuestión de humanidad.

Según el primer ministro Benyamin Netanyahu, se trata sólo de una operación de policía para arrestar a los atacantes del 7 de octubre. Pero todo el mundo ha entendido que no existe ninguna relación entre aquel ataque y la operación israelí actual. Esta última tiene como único objetivo hacer insoportable la vida de los habitantes de Gaza hasta que se vayan por sí mismos. Ese era el programa de Vladimir [Zeev] Jabotinsky y de su secretario, Benzion Netanyahu. Y recibió el aval de quien negoció con los nazis y después se convirtió en fundador de Israel, David Ben Gurion.

A lo largo de toda esta masacre y todavía hoy, los anglosajones suministran a Israel el armamento para perpetrarla.

Sin embargo, ahora que comienzan a surgir manifestaciones en universidades estadounidenses contra todo este derramamiento de sangre, ahora que esas manifestaciones se extienden por Estados Unidos y llegan a Francia, la administración Biden se planteó la posibilidad de derrocar a Benyamin Netanyahu para sustituirlo por el general Benny Gantz. Por supuesto, a la luz del derecho, [Biden] no tiene derecho a decidir tal cosa, pero Washington tiene un largo historial de golpes de Estado y “revoluciones” de colores. El secretario de Estado, Antony Blinken, invitó [a Gantz] a “conversar sobre la situación”. Benny Gantz aceptó, organizando a la vez un encuentro con el gobierno [del primer ministro británico Rishi] Sunak durante su viaje de regreso.

Pero las cosas no salieron bien [14]. Benny Gantz entendió perfectamente que Washington le pedía que parara la masacre, lo cual él aprobaba, pero también informó a sus interlocutores sobre su propia voluntad de proteger el país destruyendo el Hamas. Sus interlocutores, sorprendidos, entendieron que no se estaba hablando de «un hijo de puta sino de nuestro hijo de puta», según la expresión del presidente [estadounidense] Franklin D. Roosevelt, y avisaron inmediatamente al primer ministro británico, Rishi Sunak. Cuando Benny Gantz llegó a Londres, para reunirse con el consejero especial de seguridad, Sunak apareció en la reunión y trató de explicarle a Benny Gantz, siendo entonces Gantz el sorprendido, que no debía tocar a los «hijos de puta» del Hamas porque algunos son «nuestros hijos de puta». Así que los anglosajones no derrocaron a Benyamin Netanyahu.

El primer ministro británico, Rishi Sunak (a la derecha en la foto), explicó personalmente al general israelí Benny Gantz (a la izquierda) que no debe tocar al Hamas.

Visto desde Londres y desde Washington, las masacres de civiles son deplorables, pero en definitiva son sólo variables de ajuste. En el actual estado de cosas, Israel es un Estado indispensable. Si fuese pacífico y se hiciese normal, ya no les serviría para nada. Como la República de los Corsarios, en el siglo XVIII, Israel les permite realizar las mayores operaciones de lavado de dinero y sirve de refugio a algunos de los mayores criminales del planeta.

Un responsable de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) me contó que trabajó en el bar del hotel King David, en Jerusalén. Un día fue testigo de la llegada de varios comerciantes de diamantes, que no habían pasado por la aduana y venían en vehículos bajo escolta militar. Aquellos hombres y algunos clientes procedieron a intercambiar diamantes y dinero en efectivo, y luego se fueron de incognito. Ese tipo de deal no podría realizarse en ningún otro Estado.

 

 

[1«El 6 de mayo en Londres y el 9 de mayo en Moscú, imágenes de dos mundos», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 9 de mayo de 2023.

[2«Stratégies de gouvernance britanniques: sectes religieuses», [En español, “Estrategias británicas de gobierno: sectas religiosas”], por Leonid Savin, Geopolitika, 10 de abril de 2024.

[3«¿Quién es el enemigo?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 4 de agosto de 2014.

[4«Resurge en Israel el “Caso Kastner”», Red Voltaire, 6 de mayo de 2024.

[5«Plan de partage de la Palestine», ONU (Asamblea General), Réseau Voltaire, 29 de noviembre de 1947.

[6«Admission d’Israël à l’Organisation des Nations Unies», Réseau Voltaire, 11 de mayo de 1949.

[7«Lo que se esconde tras las mentiras de Netanyahu y las fintas del Hamas», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 28 de noviembre de 2023.

[9Mission report. Official visit of the Office of the SRSG-SVC to Israel and the occupied West Bank. 29 January – 14 February 2024”, Office of the special representative of the secretary general on sexual violence in conflicts.

[10Yo presenté una historia internacional de la Hermandad Musulmana en uno de mis libros, Sous nos yeux. Ese texto está disponible gratuitamente en internet, publicado en 6 partes en el sitio web de Red Voltaire.

[11A Document of Genéral Principles and Policies, Hamas, mayo de 2017.

[12«Cómo Netanyahu falsifica la actualidad», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 21 de noviembre de 2023.

[14«Washington, Londres y Tel Aviv, atascados en Palestina», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 19 de marzo de 2024.

04
Abr24

A guerra de Israel, a aposta de Netanyahu

José Pacheco
Alastair Crooke 1º de abril de 2024
 

Netanyahu está a apostar enormemente com o futuro de Israel (e dos Estados Unidos) – e pode perder, escreve Alastair Crooke.

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O apoio do Partido Democrata dos EUA a Israel está a fissurar-se rapidamente – um “ tremor ideológico ”, chama- lhe Peter Beinart (editor de Jewish Currents ) . Desde 7 de Outubro “ tornou-se um terramoto ” – uma “ Grande Ruptura ”.

Isto diz respeito à fusão do Liberalismo com o Sionismo que há muito define o Partido Democrata:

“A guerra de Israel em Gaza impulsionou uma transformação na esquerda americana. A solidariedade com os palestinianos está a tornar-se tão essencial para a política de esquerda – como o é o apoio ao direito ao aborto ou a oposição aos combustíveis fósseis. E, tal como aconteceu durante a Guerra do Vietname e a luta contra o apartheid sul-africano – o fervor esquerdista está a remodelar a corrente dominante liberal”.

Dito de forma clara, em paralelo com a movimentação de Israel para a extrema direita, o apoio pró-Palestina nos EUA aumentou. Em novembro de 2023, 49 por cento dos eleitores judeus americanos com idades entre 18 e 35 anos se opuseram ao pedido de Biden de ajuda militar adicional a Israel.

Esse é um vetor; uma direção de viagem dentro da política americana.

No outro caminho, os judeus americanos – os mais comprometidos com o sionismo; aqueles que dirigem as instituições estabelecidas – vêem que a América liberal está a tornar-se menos ideologicamente hospitaleira. Eles estão a responder a esta mudança forjando uma causa comum com a direita americana.

Netayanhu tinha feito a observação de que Israel e um Partido Democrata wok estavam em caminhos divergentes cerca de dez anos antes – transferindo o Likud e a Direita de Israel dos Democratas para os Evangélicos Americanos (e, portanto, amplamente na direção do Partido Republicano). Como escreveu um ex-diplomata israelense sênior, Alon Pinkas, em 2022:

“Com Netanyahu sempre foi transacional. Assim, na última década, ele desenvolveu a sua própria versão vil da “teoria da substituição”: a maioria dos cristãos evangélicos substituirá a grande maioria dos judeus americanos. Como se trata de números, os evangélicos são o aliado preferido”.

Beinart escreve: “ Os apoiantes de Israel continuam não só bem-vindos no Partido Democrata, mas também são dominantes. Mas os líderes dessas instituições já não representam grande parte da sua base ”.

“O senador Schumer, o mais alto representante judeu na vida pública, reconheceu esta divisão no seu discurso no início deste mês, quando disse – a linha mais notável do discurso – que “pode compreender o idealismo que inspira tantos jovens em particular, a apoiar uma solução de estado único ”.

Uma solução – para o dizer sem rodeios – que não passe por um “Estado Sionista”: “ Estas são as palavras de um político que compreende que o seu partido está a passar por mudanças profundas ”.

O número de “changelings” mais jovens é maior do que muitos reconhecem, especialmente entre os millennials e a geração Z; e estes últimos estão a aderir a um movimento de solidariedade palestiniana que está a crescer, mas também a ser mais radical. “ Esse radicalismo crescente produziu um paradoxo: é um movimento que acolhe cada vez mais judeus americanos – mas correspondentemente tem mais dificuldade em explicar onde os judeus israelitas se enquadram na sua visão de libertação palestiniana ”, preocupa Beinart.

Foi para construir uma ponte sobre este Golfo que a Administração Biden confeccionou a sua posição estranha no Conselho de Segurança da ONU esta semana, quando os EUA se abstiveram numa “Resolução de Cessar-Fogo e Libertação de Reféns”.

A resolução pretendia que a Casa Branca “enfrentasse os dois lados”, apelando aos judeus americanos (mais velhos) que ainda se identificam como progressistas e sionistas, e – olhando para o outro lado – apelando àqueles que vêem a aliança crescente entre as principais instituições sionistas. e o Partido Republicano como desconfortável, até mesmo imperdoável (e quer que os massacres em Gaza acabem agora).

A estratégia da Resolução, no entanto, não foi bem pensada (esta última lacuna tornou-se uma espécie de hábito da Casa Branca). O conteúdo foi gravemente deturpado pelos EUA, que afirmaram que a resolução era “não vinculativa”. Na verdade, o New York Times distorceu a resolução, dizendo que esta “exige” um cessar-fogo. Isso não aconteceu.

“As resoluções do CSNU são documentos juridicamente vinculativos [conforme descrito aqui ]. Eles, portanto, usam uma linguagem muito específica. Se o CSNU “apelar” para que algo seja feito – isso não terá consequências reais. A resolução sobre a qual os EUA se abstiveram “não 'apela' a Israel ou ao Hamas para que o façam; ou aquilo – exige que façam alguma coisa”.

A estratégia de duas faces da Administração Biden, previsivelmente, caiu entre dois bancos: como diz Beinart, “não é tão simples”. Uma resolução adesiva não resolverá uma mudança estrutural que está a ocorrer – Gaza está a forçar a questão. Os judeus americanos que afirmavam ser ao mesmo tempo progressistas e sionistas devem escolher. E o que escolherem terá enormes implicações eleitorais em estados indecisos, como o Michigan, onde o activismo esquerdista americano poderá potencialmente determinar o resultado presidencial.

A manobra de Biden na ONU provavelmente satisfará poucos. Os sionistas do establishment estão furiosos e os “esquerdistas” considerarão isso um placebo. A descaracterização “não vinculativa”, porém, irá enfurecer outros membros do Conselho de Segurança, que irão agora optar por resoluções ainda mais duras .

Mais significativamente, a manobra mostrou a Netanyahu que Biden é fraco. O cisma que se abriu no seu partido introduz uma qualidade de instabilidade: o seu centro de gravidade político pode mover-se para qualquer lado dentro do Partido, ou mesmo servir para fortalecer os republicanos que vêem o apaziguamento dos palestinianos através de “espetáculos dos EUA” equiparando-o às suas próprias políticas identitárias. .

Netanyahu (mais do que ninguém) sabe como mexer em águas turbulentas.

A manobra da ONU também provocou uma aparente tempestade em Israel. Netanyahu retaliou cancelando a visita a Washington de uma delegação de alto nível para discutir os planos de Israel para Rafah. Ele disse que a resolução “ dá ao Hamas esperança de que a pressão internacional lhes permitirá obter um cessar-fogo sem libertar os nossos reféns ”: 'Biden é o culpado' é a mensagem.

Depois, Israel chamou a sua equipa de negociações de reféns do Qatar, quando 10 dias de conversações chegaram a um beco sem saída, desencadeando um jogo de culpas entre os EUA e Israel. O gabinete de Netanyahu culpou a intransigência do Hamas desencadeada pela resolução da ONU. Novamente a mensagem: 'As negociações com os reféns falharam; Biden é o culpado'.

A Casa Branca, alegadamente, vê a “tempestade de fogo” mais como uma crise em grande parte fabricada, aproveitada pelo primeiro-ministro israelita para a sua guerra contra a Casa Branca de Biden. Nisto, a 'Equipe' está certa (embora haja uma verdadeira raiva na direita israelense com a resolução que é vista como um apaziguamento dos 'progressistas'. ('Biden é o culpado').

Claramente, as relações estão em espiral descendente: a administração Biden está desesperada pela libertação dos reféns e pelo cessar-fogo. Toda a sua estratégia depende disso. E as perspectivas reeleitorais de Biden dependem disso. Ele estará ciente de que dezenas de milhares de palestinos em Gaza provavelmente morrerão de fome muito em breve. E o mundo estará assistindo, diariamente, todas as noites, nas redes sociais.

'Biden' está furioso. Eleitoralmente as coisas não vão bem para ele. Ele sabe disso e suspeita que Netanyahu esteja deliberadamente provocando uma briga com ele.

Só para ficar claro: a questão principal é: quem está lendo corretamente “a configuração política do país” aqui? Netanyahu tem muitos detractores – tanto em casa como no Partido Democrata dos EUA – mas durante os seus 17 anos acumulados no poder, a sua percepção intuitiva das mudanças na cena política dos EUA, o seu toque de relações públicas e o seu sentido sobre os sentimentos dos eleitores israelitas, nunca o fizeram. esteve em dúvida.

Biden quer que Netanyahu saia da liderança. Isso está claro; mas com que fim? A Casa Branca parece ter grande dificuldade em assimilar a realidade de que, se Netanyahu partir, as políticas israelitas permaneceriam em grande parte inalteradas. As pesquisas são inequívocas neste ponto.

O irascível e frustrado titular da Casa Branca poderá considerar “Gantz” um interlocutor mais suave e receptivo, mas e daí ? Como isso ajudaria? O rumo de Israel é determinado por uma enorme mudança na opinião pública israelita. E não existe nenhuma “solução” prática evidente para Gaza.

E talvez Biden esteja certo ao dizer que a disputa de Netanyahu com Biden é inventada. Como argumenta o principal comentarista israelense Ben Caspit :

“Na década de 1990, após as primeiras reuniões do jovem Netanyahu com o presidente dos EUA, Bill Clinton, Clinton expressou surpresa com a arrogância de Netanyahu. As relações com Clinton terminaram mal. Netanyahu perdeu as eleições de 1999 e atribuiu isso à intromissão americana.

“Quando Netanyahu regressou ao poder em 2009, confrontou outro presidente democrata, Barack Obama. Tendo aprendido a lição com Clinton, que era popular entre o público israelita, Netanyahu transformou o presidente americano num saco de pancadas dentro de Israel.

““Cada vez que Netanyahu ficou preso nas sondagens, ele iniciou um conflito com Obama e voltou a subir”, disse uma fonte que trabalhou com Netanyahu durante esses anos, falando sob condição de anonimato. 'Ele conseguiu convencer o público de que Obama odeia Israel e se posicionar como o único que pode enfrentá-lo'”.

A questão aqui é que o desafio de Netanyahu a Biden poderia servir outro propósito. Dito de forma clara, as “soluções” da Equipa Biden para Gaza e a Palestina são impraticáveis ​​– em termos dos actuais sentimentos israelitas . Há vinte e cinco anos, talvez? Mas então, a política dominante dos EUA de “tornar Israel seguro” eviscerou todas as soluções políticas, incluindo a existência de dois Estados.

Netanyahu (ainda) promete “vitória total” aos israelitas sobre o Hamas, embora saiba que subjugar completamente o grupo é impossível. A saída de Netanyahu deste paradoxo é, portanto, “culpar Biden” como aquele que impediu a vitória de Israel sobre o Hamas.

Francamente, não existe uma solução militar fácil para o Hamas – absolutamente nenhuma. As histórias israelitas sobre o desmantelamento de 19 batalhões do Hamas em Gaza são apenas relações públicas que estão a ser transmitidas à Casa Branca que, aparentemente, acredita na palavra de Israel.

Netanyahu provavelmente sabe que Gaza se tornará uma insurgência incessante – e culpará Biden, que já está a ser considerado o “saco de pancadas” por tentar impor um Estado Palestiniano a um Israel relutante.

Da mesma forma, a Casa Branca aparentemente interpretou mal o “fundo” no que diz respeito ao acordo de reféns, imaginando que o Hamas não era sério nas suas exigências. Assim, não houve negociações sérias ; mas antes, os EUA confiaram na pressão – usando aliados para pressionar e ameaçar o Hamas a um compromisso através do Qatar, do Egipto e de outros Estados Árabes – em vez de responder às exigências do Hamas.

Mas a pressão diplomática, previsivelmente, não foi suficiente. Não alterou as posições centrais do Hamas.

“ Estamos dramaticamente presos. Não é para mostrar. Existe uma lacuna substancial. Podemos envolver-nos num jogo de culpa, mas isso não trará os reféns de volta. Se quisermos um acordo, precisamos de reconhecer a realidade ”, disse um responsável israelita , após o regresso de Barnea e da sua equipa de Doha de mãos vazias.

Com alguma experiência directa em tais negociações, imagino que Netanyahu sabe que não sobreviveria politicamente ao verdadeiro preço que teria de pagar (em termos de libertação de prisioneiros) para garantir um acordo.

Assim, em suma, o conflito arquitetado com Biden sobre a “não-votação” da Resolução do Conselho de Segurança pode ser visto mais como Netanyahu a gerir as prescrições políticas irrealistas (da sua perspectiva) de Biden que são extraídas de uma realidade separada da actual “Nakba” apocalíptica israelita. 'frenesi.

Entretanto, Netanyahu organizará as suas “tropas”. Será exercida pressão directa sobre as imensamente poderosas estruturas políticas pró-sionistas dos EUA, que – juntamente com as pressões autogeradas derivadas dos republicanos e dos líderes institucionais democratas pró-sionistas – poderão conseguir conter o timbre crescente dos progressistas.

Ou, pelo menos, estas pressões podem criar um contrapeso para forçar Biden a apoiar silenciosamente Israel (continuando a) armá-lo; e também abraçar publicamente o alargamento da guerra por parte de Netanyahu como a única forma de restaurar a dissuasão israelita, dado que ele sabe que as operações militares em Gaza não ajudarão a restaurar a dissuasão, nem a trazer-lhe uma “vitória” de Israel.

Para ser justo, “Biden” encurralou-se ao abraçar uma ultrapassada “barra de ferramentas política” face a um cenário israelita e regional em rápida mudança – já não receptivo a tais irrelevâncias.

Por outro lado, Netanyahu está a apostar enormemente com o futuro de Israel (e dos EUA) – e pode perder.

13
Mar24

El balbuceo final del fascismo judío

José Pacheco

Cualquier persona de buena fe puede entender que asesinar 30 000 civiles inocentes no tiene nada que ver con “eliminar el Hamas”. La operación israelí “Espada de Hierro” aparece ante todos como lo que realmente es, una pantalla que camufla la realización del viejo sueño de los fascistas judíos, desde Jabotinsky hasta Netanyahu. Ese sueño es expulsar a los árabes de Palestina. A partir de ahí, el crimen masivo, que por primera vez se transmite en vivo por televisión, viene a trastocar el tablero político mundial. Sintiéndose amenazados, los supremacistas judíos amenazan a su vez a Estados Unidos. Preocupado por mantener su estatus de “dueño del mundo”, Washington prepara la caída de los supremacistas judíos. Pero, ¿cómo deshacerse de los fascistas judíos y conservar a la vez el Estado hebreo

 
 
 
Dos adversarios israelíes irreconciliables: el demócrata Benny Gantz y el fascista Benyamin Netanyahu.

La administración Biden se quedó paralizada ante la reacción de Israel frente a la Operación “Diluvio de Al-Aqsa”, realizada el 7 de octubre y atribuida únicamente al Hamas, aunque contó con la participación de otras facciones palestinas.

La respuesta israelí, denominada “Espada de Hierro”, se inició con intensos bombardeos contra la ciudad de Gaza, bombardeos de proporciones hasta ahora nunca vistas en ningún otro lugar del mundo ni en ningún otro momento de la Historia, incluyendo las dos Guerras Mundiales. A partir del 27 de octubre, esa respuesta israelí se incrementó, con una invasión terrestre caracterizada por incontables actos de saqueo, detenciones masivas de miles de civiles gazauitas y actos de tortura contra esos detenidos. En 5 meses, 37 534 civiles han sido asesinados o están desaparecidos, 13 430 de esos palestinos asesinados o desaparecidos son niños y 8 900 son mujeres. Durante la embestida israelí contra Gaza también han sido asesinados 364 miembros del personal sanitario y 132 periodistas [1].

En un prolongadísimo primer momento, Washington expresó su acostumbrado apoyo inquebrantable al «derecho de Israel a defenderse», amenazando con recurrir al veto ante toda demanda de alto al fuego y… enviando a Israel la cantidad de bombas y de proyectiles necesaria para emprender la actual campaña de destrucción generalizada en el enclave palestino. Después de las derrotas militares sufridas en Siria y en Ucrania, era inconcebible para Washington aceptar una nueva derrota, ahora en Palestina.

Pero los ciudadanos estadounidenses estaban viendo en vivo, en sus teléfonos celulares, los horrores de la matanza iniciada contra la población de la franja de Gaza. Numerosos funcionarios del Departamento de Estado, expresaron por escrito la vergüenza que les embargaba al ver que su país, Estados Unidos, apoyaba la carnicería. Comenzaron a aparecer peticiones escritas y hubo personalidades estadounidenses, tanto judías como musulmanas, que renunciaron a sus cargos en la administración Biden.

En plena campaña electoral, con vista a la próxima elección presidencial, el equipo del presidente Joe Biden no podía seguir manchándose las manos de sangre. Y comenzó a presionar al gabinete de guerra de Israel para que negociara la liberación de los rehenes y aceptara un alto al fuego.

Instrumentalizando el trauma sufrido por sus conciudadanos, la coalición de Benyamin Netanyahu adoptó una posición de rechazo, asegurando que no habrá paz hasta que el Hamas haya sido erradicado.

Sólo entonces Washington entendió, ¡finalmente!, que lo acontecido el 7 de octubre fue sólo un pretexto que los actuales discípulos de Jabotinsky están utilizando para hacer lo que siempre han ambicionado: expulsar a los árabes de Palestina. Washington incrementó las presiones, observando que, después de todo, los palestinos también tienen derecho a vivir, que la colonización de las tierras palestinas es en definitiva ilegal a la luz del Derecho Internacional y que la cuestión israelo-palestina debe resolverse mediante la «solución de los dos Estados» –ya no sería mediante la creación del Estado binacional que se había previsto en la resolución 181, adoptada en 1947 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Los sionistas revisionistas –o sea, los discípulos de Jabotinsky [2]– respondieron a Washington organizando, el 28 de enero, una “Conferencia por la Victoria de Israel” [3]. Y a esa conferencia llevaron como principal invitado al rabino Uzi Sharbaf, condenado –en Israel– a cadena perpetua por haber cometido crímenes racistas contra ciudadanos árabes y luego discretamente liberado por sus amigos del Estado hebreo. En aquella conferencia, el rabino Sharbaf no vaciló en presentarse como heredero del Lehi y del Grupo Stern… que durante la Segunda Guerra Mundial lucharon contra los Aliados junto al Duce Benito Mussolini.

En Washington y en Londres se recibió el mensaje con absoluta claridad: los sionistas revisionistas pretender imponer su voluntad a los anglosajones y no vacilarán en recurrir al terrorismo contra ellos, como lo hicieron inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, si estos tratan de impedir la limpieza étnica ya programada.

La Casa Blanca prohibió inmediatamente, mediante un decreto presidencial, toda recogida de fondos para los sionistas revisionistas israelíes así como todo envío de financiamiento para esos elementos [4]. Esa prohibición emitida por Estados Unidos es extensiva a todos los bancos occidentales, en virtud de la ley estadounidense denominada Foreign Account Tax Compliance Act (FATCA).

El 8 de febrero, el presidente Biden firmó también un memorándum sobre las condiciones para la entrega de armamento estadounidense [5]. Según ese documento, Israel tiene de plazo hasta el 25 de marzo para garantizar por escrito que no viola el Derecho Internacional Humanitario –pero no se menciona el Derecho Internacional en sí– ni los derechos humanos –en el sentido de la Constitución de los Estados Unidos de América. Por su parte, los parlamentos de Países Bajos y del Reino Unido han comenzado a discutir sobre la posibilidad de poner fin al comercio de armas con Israel.

En Israel, la oposición democrática judía organizó, con bastante poco éxito, manifestaciones antisionistas. En aquellas manifestaciones, los oradores denunciaban la traición del primer ministro, Benyamin Netanyahu, quien en realidad utiliza la acción armada palestina del 7 de octubre para concretar su sueño colonial.

Los sionistas revisionistas emprendieron incluso una ofensiva mediática contra la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Medio Oriente (UNRWA).

Desde 1949, la UNRWA ha aportado servicios de enseñanza, alimentación, atención sanitaria y ciertos servicios sociales a 5,8 millones de palestinos sin nacionalidad (apátridas) tanto en Palestina como en Jordania, Líbano y Siria. Su presupuesto anual era superior a los 1 000 millones de dólares y cuenta más de 30 000 empleados. En 2018, el presidente estadounidense Donald Trump ya cuestionaba la asistencia a los palestinos, llegando a suspender el financiamiento de Estados Unidos a esa agencia de la ONU. El objetivo de Trump era obligar las facciones palestinas a regresar a la mesa de negociaciones. Ahora, 5 años después, el objetivo de los sionistas revisionistas israelíes es muy diferente.

Al arremeter contra la UNRWA, los sionistas revisionistas quieren lograr que Jordania, Líbano y Siria también expulsen a los refugiados palestinos. Con ese objetivo, la propaganda israelí acusa a 12 empleados de la UNRWA –que representarían un 0,04% de todo el personal de esa agencia de la ONU– de haber participado en la Operación “Diluvio de Al-Aqsa”. Basándose en esa acusación –no demostrada– el gobierno israelí bloqueó las cuentas de la UNRWA en Israel. El director de la UNRWA, Philippe Lazzarini, suspendió inmediatamente a los 12 empleados acusados por Israel y ordenó una investigación interna. Por supuesto, Israel no ha entregado al director de la UNRWA las pruebas que decía poseer. Pero todos los donantes de la UNRWA, comenzado por Estados Unidos y la Unión Europea, suspendieron de inmediato su financiamiento, provocando así, en sólo días, el colapso de todo el sistema de ayuda de la UNRWA en Gaza. Lo mismo ha venido sucediendo después en Jordania, Líbano y Siria.

Cuando el ministro británico de Exteriores, David Cameron, viajó a Israel, en un esfuerzo por ver cómo salvar al menos parte de la ayuda que recibían los palestinos, el ministro israelí de la Diáspora, Amichai Chikli, comparó esa iniciativa con la firma de los Acuerdos de Múnich entre el primer ministro británico Neville Chamberlain y Adolf Hitler. «Buenos días a David Cameron, quien quiere aportar “La paz a nuestro tiempo” y otorgar a los nazis que cometieron las atrocidades del 7 de octubre un premio bajo la forma de un Estado palestino como reconocimiento por los asesinatos de bebés en sus cunas, las violaciones y el secuestro de madres con sus hijos», escribió el ministro israelí. Al igual que en la “Conferencia por la Victoria de Israel”, los sionistas revisionistas amenazaban a los anglosajones.

La coalición de supremacistas judíos de Benyamin Netanyahu no tardó en comenzar a hablar de una nueva fase de su operación “Espada de Hierro”, ahora contra la ciudad de Rafah, en el sur de la franja de Gaza. Eso significa que los civiles, que ya tuvieron que huir del norte del enclave palestino, tendrían que huir nuevamente. Pero el ejército israelí ha construido una carretera que corta en dos la franja de Gaza, de manera que los civiles ya no pueden regresar al norte de ese territorio. Preparándose para lo peor, Egipto ha cerrado una vasta zona del Sinaí para acoger allí temporalmente a los gazauitas, cuya expulsión parece inevitable [6].

Conscientes de que sólo han logrado mantenerse en el poder gracias al trauma causado por la operación palestina del 7 de octubre, los sionistas revisionistas impusieron la adopción de una ley que considera toda reflexión sobre esa operación palestina como una negación de la Solución Final de los nazis. Esa ley prohíbe que se investiguen los hechos del 7 de octubre –quienes traten de hacerlo podrían ser condenados a 5 años de cárcel. Eso permite a los sionistas revisionistas seguir atribuyendo el ataque del 7 de octubre únicamente al Hamas, ignorando el hecho que otras facciones palestinas –la Yihad Islámica y el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP)– también participaron. Y también les permite interpretar lo sucedido el 7 de octubre como un estallido antisemita, como un gigantesco pogromo y negar así su verdadero objetivo de liberación nacional.

Sabiendo que numerosos Estados han comenzado a interrogarse sobre la suspensión del financiamiento a la UNRWA, los sionistas revisionistas arrecian su propaganda contra esa agencia de la ONU, asegurando que el cuartel general del Hamas estaba en un subterráneo situado debajo de la sede de la UNRWA. El director de esa agencia, Philippe Lazzarini, expresó inmediatamente su perplejidad, recordando además que las autoridades israelíes venían cada cierto tiempo a inspeccionar las instalaciones de la UNRWA. Desde Nueva York, el representante permanente de Israel en la ONU, publicó en la red social X: «No es que usted no lo sabía, sino que no quiere saberlo. Hemos mostrado los túneles de los terroristas debajo de las escuelas de la UNRWA y entregado pruebas de que el Hamas explota a la UNRWA. Le imploramos que procediera a un registro general en todas las instalaciones de la UNRWA en Gaza. Pero usted no sólo se negó sino que prefirió meter la cabeza en la arena. Asuma sus responsabilidades y dimita ahora mismo. Cada día encontramos más pruebas de que, en Gaza, Hamas = ONU y viceversa. No se puede confiar en todo lo que dice la ONU ni en todo lo que se dice de Gaza.»

Los supremacistas judíos han creado una organización denominada Tzav 9 (una alusión a la orden de movilización general, Tsav 8) para impedir que la UNRWA continúe sus labores de ayuda a la población de Gaza. Han desplegado miembros de esa organización en los dos puntos de entrada de la franja de Gaza para cerrar el paso a los camiones cargados con la ayuda humanitaria. Un chofer de un camión de la UNRWA murió en Gaza, durante un incidente no aclarado, lo cual obligó la agencia a suspender sus convoyes.

Luego se reanudó la entrada de convoyes, pero sólo escoltados por soldados israelíes. Y desde ese momento tuvieron lugar los primeros ataques de la multitud hambreada. Samantha Power, directora de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), anunció que viajaría a Gaza para ver personalmente lo que allí sucede. Washington estimaba que los “ataques” no eran espontáneos, sino que los sionistas revisionistas podían estar orquestándolos subrepticiamente. Se produjo entonces la masacre de la rotonda de Nabulsi, en el sur de la ciudad de Gaza. Según la versión del ejército de Israel, 112 personas murieron allí aplastadas y pisoteadas durante una distribución de alimentos y los soldados israelíes tuvieron que hacer uso de sus armas para protegerse. Según el personal médico y la United Church of Christ, el 95% de las víctimas fatales tenían heridas mortales de bala. Washington publicó un comunicado donde apoya la posición de Israel, pero, según Haaretz, «es difícil que la comunidad internacional se trague esas explicaciones» [7].

Washington respondió autorizando a Jordania y Francia a lanzar en paracaídas cargamentos de raciones de comida sobre las playas de Gaza –Estados Unidos se unió después a esas operaciones aéreas. Estados Unidos se planteó también desplegar medios logísticos de sus fuerzas armadas para crear una especie de isla capaz de servir de muelle para recibir ayuda internacional para Gaza –las aguas de la costa de la franja de Gaza son poco profundas y no pueden recibir barcos de gran calado. El Pentágono pone así en aplicación una idea enunciada en 2017 por Israel Katz, el actual ministro israelí de Exteriores. Ya está decidida la creación de un corredor naval humanitario desde Chipre. Ese corredor será utilizado por Emiratos Árabes Unidos y la Unión Europea.

Mientras Israel seguía lanzando acusaciones contra la UNRWA, pero sin presentar la sombra de una prueba, esa agencia recogió los testimonios de un centenar de civiles gazauitas que los soldados israelíes habían detenido para “interrogarlos”. En este momento la UNRWA está preparando un informe, basado en los testimonios de esos civiles, sobre las torturas sistemáticas que sufrieron durante su cautiverio. Para comenzar, el mundo entero ya ha podido ver las imágenes de esos civiles y el tratamiento humillante que recibieron –los soldados israelíes los mantenían de rodillas, semidesnudos, descalzos y con los ojos vendados, antes de llevárselos en camiones a los lugares donde fueron interrogados.

En una muestra de desprecio hacia los anglosajones, los sionistas revisionistas incluso reactivan su proyecto colonizador. Numerosos colonos penetraron en la franja de Gaza, por el paso Eretz/Beit Hanune, para construir las primeras edificaciones de una nueva colonia que llamaron New Nisanit. Después de haber erigido al menos dos estructuras de madera, los colonos fueron finalmente expulsados de allí por los soldados israelíes.

También se dio a conocer una Carta del Comité para la Protección de los Periodistas. Firmada por 36 jefes de redacción de grandes medios de la prensa anglosajona, la misiva denuncia la muerte de muchos de sus empleados en Gaza y recuerda al gobierno de Israel que los periodistas son civiles cuya seguridad está obligado a garantizar [8].

Mientras el gobierno israelí fingía desconocer las muertes de periodistas, la mayoría de los oficiales del Departamento de Información de las fuerzas armadas de Israel dimitían en masa. Anteriormente, el 12 de octubre de 2023, la ministro de Información, Galit Distel-Etebaryan, había dimitido en protesta por la censura militar. Pero la nueva crisis era más grave ya que los responsables directos de la desinformación, de la censura y de la propaganda militar se negaban a seguir mintiendo.

Por el momento, la única concesión de Benyamin Netanyahu ha sido dar marcha atrás en cuanto a la prohibición de celebrar el ramadán en la mezquita Al-Aqsa. Después de un encuentro de los diputados árabes del parlamento israelí con el rey Abdala II de Jordania, único responsable internacionalmente reconocido de la seguridad de ese lugar sagrado de los musulmanes situado en Jerusalén, Netanyahu finalmente autorizó que los musulmanes se reúnan allí durante la primera semana del ramadán, autorización que tendría que ser renovada cada 7 días.

En definitiva, Washington ha decidido cambiar radicalmente de política. Hasta ahora, había considerado que no podía permitir que Israel fuese derrotado, así que apoyó la matanza que Israel está perpetrando en Gaza. Pero ahora Washington considera que no puede permitir tampoco una victoria de los fascistas judíos. Dicho eso, es importante entender lo siguiente: lo que ha motivado el cambio de opinión de Washington no es el sufrimiento de los palestinos, ni un súbito acceso de antifascismo. La razón del cambio de posición estadounidense está en las amenazas de los sionistas revisionistas. Las nuevas posiciones de Washington están dictadas por su voluntad de conservar su posición predominante en el mundo. Si bien Estados Unidos no podía permitirse una nueva derrota –después de las que ya ha sufrido en Siria y en Ucrania–, mucho menos podría permitirse perder su posición de superioridad ante los sionistas revisionistas israelíes.

Es por eso que la administración Biden invitó el general Benny Gantz, líder de la oposición israelí, primer ministro alternativo del anterior gobierno y –desde el 12 de octubre– ministro sin cartera en el gabinete de guerra israelí, a viajar a Washington, a pesar del enojo que ese viaje ha suscitado de parte del primer ministro Netanyahu. De cierta manera, Biden hace “pagar la factura” a Netanyahu, quien en 2015 logró que el Congreso estadounidense lo invitara a pronunciar un discurso ante todos los congresistas… en contra de la opinión del entonces presidente Barack Obama. En pocas palabras, la administración Biden quiere que todos sepan que las órdenes siempre, ¡siempre!, vienen de Washington.

Estados Unidos se siente obligado a actuar, en un contexto en que Rusia acaba de reunir en Moscú las 60 organizaciones políticas palestinas, las invitó a unirse e incluso ha logrado convencer al Hamas para que acepte la Carta de la Organización de Liberación de Palestina (OLP), documento que reconoce el Estado de Israel.

El general Benny Gantz viajó a Washington para asegurar a sus interlocutores estadounidenses que todavía hay posibilidades de salvar Israel y para obtener garantías de que sus aliados no le darán la espalda. Para su gran sorpresa, no les apareció como una alternativa estratégica a Benjamín Netanyahu, sino simplemente como un general preocupado por no masacrar en masa a personas inocentes.

El 5 de marzo, la vicepresidente estadounidense Kamala Harris recibió al general Gantz y, ante él, denunció claramente la masacre desatada por la coalición de Benyamin Netanyahu –según la prensa estadounidense, la versión inicial del discurso de Kamala Harris estaba escrita en términos todavía más duros. Lo importante, en todo caso, es que la vicepresidente hizo el papel del “policía malo”, mientras que el Departamento de Estado y el Pentágono asumían el del “policía bueno”. Durante su entrevista con Gantz, el secretario de Estado Antony Blinken prácticamente dio al general el visto bueno de Estados Unidos como futuro primer ministro de Israel. Precisamente durante la visita de Gantz, se anunció en Washington la “dimisión” de la subsecretaria de Estado Victoria Nuland.

Victoria Nuland no es una desconocida en Europa desde que supervisó, en 2014, el derrocamiento del presidente electo ucraniano Viktor Yanukovich. También fue Victoria Nulad quien convenció a la canciller alemana Angela Merkel y al presidente francés Francois Hollande para que firmaran, en calidad de garantes, los Acuerdos de Minsk. Hoy se sabe que los dirigentes occidentales no estaban interesados en detener la matanza de pobladores rusoparlantes del Donbass sino sólo en ganar tiempo para armar a Ucrania.

Victoria Nuland es además la esposa del historiador estadounidense Robert Kagan, quien presidió el Project for a New American Century (PNAC), desde donde los atentados del 11 de septiembre de 2021 se anunciaron como el «Nueva Pearl Harbor» que despertaría al «Imperio estadounidense» [9].

Victoria Nuland y su esposo Robert Kagan son discípulos del filósofo alemán Leo Strauss, quien fue a su vez discípulo de Vladimir “Zeev” Jabotinsky, años antes de llegar a convertirse en una personalidad de referencia del movimiento neoconservador [10]. El número 2 del Projet for a New American Century era Elliott Abrams, quien el año pasado financió primero la campaña electoral y después el golpe de Estado de Benyamin Netanyahu en Israel [11]. En 2006, Victoria Nuland, entonces embajadora de Estados Unidos en la OTAN, detuvo la guerra entre Israel y Líbano, salvando así a Israel de una vergonzosa derrota ante el Hezbollah. Por supuesto, la señora Nuland conoce muy bien a Benyamin Netanyahu y su salida del Departamento de Estado puede interpretarse como un deseo de la administración Biden de “limpiar” su propia casa antes de hacer lo mismo en Israel.

El 6 de marzo, a su regreso de Washington, el general Benny Gantz hizo una parada en Londres. Allí fue recibido por Tim Barrow, el consejero de seguridad del primer ministro Rishi Sunak, y por el ministro británico de Exteriores, David Cameron. Gantz subrayó, claro está, que Israel «tiene derecho a defenderse», pero agregó que debe hacerlo respetando el derecho internacional. Esta escala londinense era para Gantz una etapa obligatoria porque el Hamas es la rama palestina de la Hermandad Musulmana, la secta política secreta aupada por el MI6 británico y supervisada desde hace décadas por el hoy rey Carlos III.

En su discurso sobre el Estado de la Unión, el 7 de marzo, el presidente Biden declaró: «A los líderes de Israel, les digo lo siguiente: la ayuda humanitaria no puede ser una consideración secundaria o negociarse a cambio de algo. Proteger y salvar vidas humanas tiene que ser una prioridad. En cuanto al futuro, la única solución real es una solución de dos Estados. Digo esto como un aliado de mucho tiempo de Israel y siendo el único presidente de Estados Unidos que ha visitado Israel en tiempo de guerra. No hay otro camino que garantice la seguridad y la democracia de Israel. No hay otro camino que garantice que los palestinos pueden vivir en paz y con dignidad. No hay otro camino que garantice la paz entre Israel y todos sus países vecinos, incluida Arabia Saudita. » [12].

Durante el transcurso de la masacre israelí contra la población de Gaza, numerosos dirigentes del Medio Oriente ampliado, alguna vez favorables a la Hermandad Musulmana, han comenzado a interrogarse sobre el Hamas. Si en algún momento pudo parecer comprensible que, en nombre del islam, la Hermandad Musulmana luchara contra los soviéticos en Afganistán y después contra los laicos de Muammar el-Kadhafi y de Bachar el-Assad, en Libia y en Siria, ¿cómo explicar que haya podido realizar una operación que sólo podía costar innumerables vidas únicamente a un pueblo musulmán?

El primero en reaccionar ha sido el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien revocó la nacionalidad turca otorgada hace sólo 2 años al Guía Supremo de la Hermandad Musulmana, el egipcio Mahmud Huseyin. Eso no quiere decir que el presidente Erdogan haya renunciado a la ideología del islam político, sino que está tratando de disociarla del colonialismo anglosajón, conforme a lo que propone otro miembro de la Hermandad Musulmana, Mahmud Fathi.

Durante 75 años, las potencias occidentales impusieron su voluntad a sus ex colonias del «Gran Medio Oriente» (o Medio Oriente ampliado), y lo hicieron a través de los yihadistas o utilizando directamente sus ejércitos. Al apoyar durante 4 meses la matanza de palestinos emprendida por los fascistas judíos del grupo Jabotinsky-Netanyahu, las potencias occidentales han dejado en el camino su prestigio.

Pase lo que pase a partir de ahora en Israel –con Benny Gantz y Yair Lapid más bien que con Benyamin Netanyahu e Itamar Ben-Gvir– el hecho es que el poderío israelí, basado en el mito de una supuesta incompatibilidad entre los judíos y el fascismo, ya se ha derrumbado. Ahora será posible sacar a la luz todos los crímenes que ese grupúsculo cometió, durante la guerra fría, por cuenta de la CIA estadounidense, en el Medio Oriente, así como en África y en América Latina.

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